Cum
Maria contemplemur Christi vultum! ¯¯¯
“Celebremos con
alegría el nacimiento de la Virgen María: por Ella nos vino el Sol de
justicia” "Ofrezco
a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la
Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la
firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" Diario, 327 ¯¯¯
"Lleguémonos
confiadamente al Trono de la gloria, para alcanzar Misericordia. (Hebr.
4, 16) ¯¯¯
Newsletter 382 LA NATIVIDAD DE MARÍA
SANTÍSIMA 8 de septiembre de
2008
Dios Padre Misericordioso, te
rogamos que concedas a tus hijos el don de tu gracia, para que, a quienes
recibimos las primicias de la salvación por la Maternidad de la Virgen María,
la fiesta anual de Su Nacimiento nos traiga aumento de paz. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.
Soy
todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida.
Dame tu Corazón, oh María.
Soy
todo tuyo, María Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina,
de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad
a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los
momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir
al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo
Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su
intercesión el favor que te pido... (pídase). A Tí,
Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que
vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que
santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos
de los siglos. Amén.
25 de marzo al
25 de diciembre
¯¯¯ Sabemos que la Santa Virgen es la Reina del
Cielo y de la tierra. Pero Ella es más Madre que Reina y no se
diga que, debido a esas prerrogativas, eclipsa la gloria de
todos los santos, así como el sol al salir hace desaparecer a
las estrellas. Que una madre disminuya la gloria de sus hijos.
¡Qué cosa más extraña! Yo pienso todo lo contrario: creo que
Ella aumentará el esplendor de los hijos.
Santa Teresa del Niño Jesús. Últimas
entrevistas: 21.8.1897.
Mira a la estrella, llama a María
Si se levantan los
vientos de las tentaciones, si tropiezas en
los escollos de las tribulaciones, mira a
la estrella, llama a María. Si eres
agitado por las olas de la soberbia, de la
detracción, de la ambición o de la envidia,
mira a la estrella, llama a María. Si la
ira, la avaricia o la impureza impelen
violentamente la navecilla de tu alma, mira
a la estrella, llama a María (...) No se
aparte María de tu boca, no se aparte de tu
corazón (...).
(San Bernardo, Homiliae
super "Missus est" 2, 17).
Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María"
El 8 de septiembre
celebraremos la fiesta de la Natividad
de la Santísima Virgen María. Su nacimiento constituye
una especie de «prólogo» de la Encarnación: María
Santísima,
como aurora, precede al sol del «nuevo día»,
anunciando la Alegría del Redentor.
"...Todo
en el Antiguo Testamento converge hacia el tiempo de
la Encarnación, y en este punto comienza el Nuevo
Testamento. En ese momento de plenitud se inserta
María. "La Natividad de María Santísima
—comenta San Andrés de Creta en la homilía sobre
la segunda lectura del oficio de la fiesta (cf Sermón
1: PG 97, 810)— representa el tránsito de un régimen
al otro, en cuanto que convierte en realidad lo que no
era más que símbolo y figura, sustituyendo lo
antiguo por lo nuevo"..."
En la
meditación antes del rezo del Ángelus del Domingo 5
de julio de 1987, el Papa Juan Pablo II invitó a
quienes estaban presentes en la Plaza de San Pedro a
hacer una Peregrinación espiritual al Santuario de la
Natividad de la Virgen, con estas palabras.
PEREGRINACIÓN
ESPIRITUAL AL
SANTUARIO LIGADO A
LA MEMORIA DEL
NACIMIENTO DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN
"...¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y
lugar, de cualquier época y condición, celebremos
con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el
Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el
nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual
todo el género humano ha sido restaurado y la
tristeza de la primera madre, Eva, se ha
transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia
divina: parirás con dolor. A María, por el
contrario, se le dijo: Alégrate, llena de
gracia!..."
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Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Amen.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
“No te
descaminarás si la sigues, no desesperarás si
la ruegas, no te perderás si en Ella piensas.
Si Ella te tiene de su mano, no caerás; si te
protege, nada tendrás que temer; no te
fatigarás, si es tu guía: llegarás felizmente
a puerto, si Ella te ampara.”
Innumerables
generaciones, a lo
largo de los
siglos, se han
dirigido en
peregrinación a
santuarios célebres
o humildes para "honrar
a la Virgen, en
sus preciosas o
modestas imágenes,
y en ellos han
encontrado gracia
y consuelo, luz de
fe y fuerza de
conversión,
refugio en las
adversidades de la
vida y en las
crisis del
alma" (Insegnamenti
di Paulo VI, IV,
1966, pág. 902).
Cada uno de
nosotros conserva
quizá en el
propio corazón el
recuerdo y el vínculo
con un santuario
mariano, donde
nuestra vida ha
estado marcada por
una llamada, por
una invitación de
la Virgen, que con
dulzura y decisión
ha dicho: "Haz
lo
que te diga Mi
Hijo" (cf. Jn
2, 5).
2. Hoy nos
dirigimos en
peregrinación
espiritual a un
santuario ligado a
la memoria del
Nacimiento de la
Virgen Santísima.
Una antigua
tradición, a la
cual se hace
referencia en un
apócrifo del
siglo II, el
Protoevangelio de
Santiago, sitúa
en Jerusalén,
junto al templo,
la casa en que
nació la Virgen.
Los cristianos,
desde el siglo V
en adelante, han
celebrado la
memoria de la
Natividad de María
en la gran iglesia
construida frente
al templo, sobre
la Piscina Probática,
donde Jesús curó
al paralítico
(cf. Jn 5, 1-9).
En el siglo VII,
San Sofronio,
Patriarca de
Jerusalén,
exaltaba así ese
Santuario:
"Al entrar en
la santa iglesia
probática, donde
la ilustre Ana dio
a luz a María,
pondré el pie en
el templo, en ese
templo de la purísima
Madre de Dios,
besaré y abrazaré
esos muros tan
queridos para mí.
No atravesaré con
indiferencia ese
lugar en el que
nació la Virgen
Reina en casa de
sus padres. Veré
también ese lugar
en el que el paralítico,
curado por orden
del Verbo, se
levantó de tierra
llevándose
consigo la camilla"
(Anacr., XX: PG
87/3, 3821-3824).
A lo largo de los
siglos se han
reunido allí
numerosos
peregrinos para
venerar a María
Santísima y para
implorar su
intercesión
maternal, haciendo
propio su
Magnificat; han
encontrado en Ella
el modelo de toda
auténtica
peregrinación,
que es siempre un
camino de fe, un
itinerario
espiritual en la
escucha continua y
fiel de la Palabra
de Dios.
"...¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está
obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en
efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de
todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la
única que fue digna del Creador. ¡Oh felices
entrañas de Joaquín, de las que provino una
descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno
glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo
y desarrollándose una Niña completamente pura, y,
después que estuvo formada, fue dada a luz! ..."
"...Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de
la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios,
que está por encima de todo cuanto existe, se hace
presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de
Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna
mutación, o mejor dicho, por su benévola
condescendencia apareció en la tierra y convivió con
los hombres..." (Homilía pronunciada por San
Juan Damasceno (675-749) en la Basílica de Santa
Ana)